Con frecuencia, en los cursos de BAE (Búsqueda Activa de Empleo) y en los seminarios que imparto a
mujeres para su empoderamiento económico, me encuentro con un elemento común a varones y mujeres: la sensación de inutilidad y de exclusión.
Decía
Harold Searles que “De las experiencias humanas, tal vez la más devastadora pueda ser la de la inutilidad.” Sentirnos inútiles no para nosotras (o nosotros), sino para los demás, nos daña en lo más profundo. Esta sensación azuza la lengua afilada de nuestro crítico interno, de nuestra
“Charlatana”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario